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PARSIFAL : DRAMA MÍSTICO
Sebastián Mª. Moreno Guzmán
Tema: Parsifal
Antes de entrar a fondo en el tema que hoy nos corresponde, Parsifal, quisiera hacerles una confesión. Tras las los análisis dramáticos, presentados en este ciclo, sobre La Prohibición de Amar, Tannhauser, Lohengrin, etrc., ha sido Parsifal la obra en la que más me ha costado introducirme y proceder a su análisis. Todas las anteriores poseen un denominador común, todas están escritas por un mismo autor, pero en Parsifal encontramos otro Wagner, otro Wagner derivado del anterior, pero distinto en el fondo y tal vez en la forma. Un Wagner que nos traslada a otro mundo, nos traslada a un mundo diferente del que nos transmite la "borrachera", y perdonad la expresión, de personajes de la Tetralogía.
Yo diría que Parsifal es una obra ambigua dentro de su simplicidad, transparente a pesar de las nubes que en ocasiones no nos dejan ver el fondo. Yo diría que es una obra que se puede analizar desde múltiples objetivos, pero en este momento solo contemplaremos el punto de vista dramático y desde él intentaré seguir adelante.
En primer lugar creo importante clasificar esta obra desde un punto de vista filosófico dentro del marco de la pseudoreligión e idea metafísica entre la plenitud y la decadencia, siendo varios los temas genéricos que en ella encontramos: la culpa, el servicio a los demás, la magia, el culto divino, el remordimiento, el dolor, la incontinencia sexual,
Es evidente que para comenzar, se presenta problemática su clasificación como género dramático, ya que sus características no se adaptan a las tragedias clásicas, puesto que en este caso el protagonista no se ve conducido a un final funesto; pero por otro lado tampoco reúne las características específicas de una comedia; por lo que ya hemos encontrado una de las causas relacionadas con la ambigüedad a la que me refería antes. Yo incluso me atrevería a decir que tampoco queda alejada de lo que se podría clasificar como auto sacramental, definición que tampoco queda lejos de la expuesta por el propio autor como festival escénico sacro.
Bajo mi punto de vista, Wagner en esta obra da más importancia a las características de los personajes que a la trama en sí misma. Lo cual implica que durante el desarrollo de aquella se produzcan cambios en el comportamiento de algunos de aquellos.
La fábula trata sobre los acontecimientos vividos por la Orden de los Caballeros del Grial para recuperar los beneficios perdidos como consecuencia de la caída de su rey en brazos de la lujuria. Así en cuatro líneas se puede exponer el tema básico sobre el que trata esta obra, lo que no quiere decir que de él se deriven otras acciones y temas secundarios.
En cuanto al factor TIEMPO en la obra, es perfectamente cronológico en cada uno de sus momentos y sus acciones se desarrollan siempre en el presente, aunque existen importantes referencias de acciones anteriores al comienzo de aquella que afectan al desarrollo de la misma y al comportamiento de sus personajes.
La obra presenta la división clásica de tres actos, pero divididos cada uno en dos cuadros enlazados por mutaciones de escena, ya que el cambio de decoración y de lugar de la acción se produce a la vista del espectador.
Respecto a los actantes que recordemos son aquellas entidades generales, no antropomórficas, como la juventud, la cobardía, la bondad, etc., que dominan al personaje y son dominados a su vez por la idea controladora de la obra, encontramos el amor, la juventud, el dolor, el arrepentimiento, etc.
Si hablamos de las características de los personajes, veremos que algunos de ellos las conservan durante toda la obra.
Parsifal y Kundry son personajes redondos, que recordemos son aquellos que cambian su actitud en función de las circunstancias externas a ellos; mientras que Amfortas y Gurnemanz son personajes planos, es decir, las mantienen, independientemente de aquellas.
Aparentemente no existen personajes antagonistas de los personajes principales, pero si observamos con detenimiento, veremos que solo existe un personaje antagonista de todos los demás, el mago Klingsor, pero si lo pensamos con más profundidad, nos daremos cuenta que el verdadero antagonista de él, no son los personajes físicos que aparecen en la obra, es la Orden de los Caballeros del Grial como entidad, lo que la convierte a esta en un, digamos, personaje virtual de la obra.
Al igual que en el caso de Tristán e Isolda, en Parsifal la acción es minimalista, pero toda ella cargada de simbología. Sí que existen por parte de los protagonistas una serie de acciones, que en realidad son gestos, los cuales a su vez reafirman los diálogos, siendo estos fundamentales durante el desarrollo dramático.
PRIMER ACTO
La acción del primer acto se desarrolla en el territorio del Grial, llamado "Montsalvat", en el claro de un bosque próximo al castillo del mismo nombre, viéndose al fondo de la escena un lago. Gurnemanz, anciano caballero del Grial y dos jóvenes escuderos duermen al pié de un árbol.
A lo lejos se oyen unas trompetas que tocan solemnemente diana. Gurnemanz se despierta primero, llamando a los dos escuderos. Se arrodillan los tres rezando, hasta que cesa el toque de las trompetas. Inmediatamente les envía al lago, donde deben atender a Amfortas, rey de los Caballeros del Grial, en su baño diario. Posteriormente entran en escena dos caballeros que preceden al rey, al que les pregunta, interesándose por la salud de aquel. Ellos le comentan que ha pasado una mala noche, estando de acuerdo en que es difícil encontrar curación a su dolor. La conversación es interrumpida por la llegada de Kundry, que entrega a Gurnemnaz un bálsamo de Arabia para que se lo den al rey y que si tampoco le hace efecto, ya no sabe que otra cosa la podría procurar mejoría.
Hasta aquí podríamos considerar la primera parte del cuadro o presentación.
Seguidamente llega el cortejo del rey, recostado en una camilla, que se detiene en su camino. Amfortas se siente aliviado al llegar al día y se dirige a bañarse en el lago, siendo ello lo único que le proporciona una pequeña mejoría en su dolor. Gurnemanz aprovecha la ocasión para entregarle al rey el bálsamo que acaba de traer Kundry, quien sin demasiada confianza en él, se lo agradece a Kundry.
Unos escuderos intentan alejar del lugar a Kundry, dando ello motivo para que se establezca un diálogo entre estos y Gurnemanz, durante el cual los primeros se posicionan en contra de Kundry, que es defendida por éste último, al recordarles que aunque nadie del Grial tiene relación con ella, siempre que han necesitado ayuda, la han encontrado en ella sin pedirle nada a cambio. Continúa reconociendo que, efectivamente es una mujer maldita, pero frecuentemente se suceden una serie de desgracias si no se encuentra cerca del Grial. Al llegar a este punto, se dirige a Kundry preguntándole sobre sus intenciones cuando Amfortas perdió su lanza encontrándose en manos de una de las mujeres seguidoras del brujo Klingsor, quien se la arrebata y huye con ella, pero produciéndole antes una grave herida en el costado, que sangra constantemente con un gran sufrimiento. Los escuderos se sientan alrededor de Gurnemanz, mientras le ruegan les cuente con detalle lo sucedido en aquellas circunstancias.
Y Gurnemanz comienza su relato, dando origen a la explicación al espectador de acciones pretéritas, constituyendo la llamada agnición, en este caso fruto del recuerdo de Gurnemanz, puesto que los escuderos son informados sobre algo que desconocían.
Hubo un tiempo en que Klingsor, mago astuto y poderoso, atacaba a los cristianos persistentemente. En cierta ocasión el padre de Amfortas, Titurel, recibió de unos ángeles bajados del cielo, el cáliz de la última cena de Jesús y que según la tradición había recogido su sangre, vertida en la cruz, juntamente con la lanza que perforó su costado. En consecuencia, Titurel encargó la construcción de un templo para custodia de los objetos de la pasión, siendo indispensable mantener una castidad a toda prueba para pertenecer a la Orden de los Caballeros del Grial, entrando a su servicio.
Por su parte el mago Klingsor, con el fin de purgar sus pecados intenta ingresar en la Orden, objetivo que no consigue por causa de su concupiscencia. Como consecuencia intenta robar el Cáliz, siendo rechazado por su defensor; ante lo cual decide castrarse para así frenar sus deseos sensuales, a la vez que convierte la tierra reseca donde vivía en un jardín, en el que habitan hermosas mujeres con la misión de atraer hacia ellas a los Caballeros del Grial para su perdición, consiguiendo Klingsor sus propósitos.
No obstante, Amfortas, hijo de Titurel, anterior rey de la Orden, desea vencer al mago para acabar con su embrujo, pero cae en brazos de una de las muchachas flores que habitan en el jardín mágico, ocasión que aprovecha Klingsor para herirle en el costado con la lanza que hirió a Jesús, que le es arrebatada a Amfortas. Por lo que aquel se considera con más poderes para apropiarse del Grial.
A partir de aquel momento, Amfortas ora en el templo suplicando el perdón por su caída en los brazos de la hurí. Durante la ceremonia del Oficio en su interior se desprende una luz mágica del Grial, mientras que se oyen unas palabras: "Piedad engendra sabiduría en el necio puro; sabed esperar a mi elegido".
El relato queda interrumpido bruscamente por la llegada de un cisne blanco que volaba sobre el lago y que ha sido alcanzado por una flecha, desplomándose muerto junto a ellos.
Entran en escena precipitadamente unos caballeros con un joven, llamado Parsifal. Gurnemanz le interroga si ha sido el quien ha matado al cisne, a lo que el joven contesta afirmativamente. Es el momento en que se crea un conflicto entre los intereses de ambos personajes, puesto que Gurnemanz le reprocha tal acción, por estar prohibido matar en los territorios del Grial, y le hace ver que no tenía ningún motivo para cometer tal atrocidad. En Parsifal se produce un cambio de estado, ya que su alegría inicial se transforma en dolor y rompe a llorar ante los razonamientos de Gurnemanz, que continúa interrogándole sobre su procedencia, quien es su padre, como encontró el camino para llegar hasta allí y su nombre, a lo que nada sabe contestar el recién llegado. Al fin les dice el nombre de su madre, que vivían en plena naturaleza y que él mismo fabricó el arco con el que dio muerte al cisne y también las flechas para cazar águilas. En ese instante Kundry, que ha permanecido en silencio, le aclara a Gurnemanz que nació después de morir su padre en una batalla.
Seguidamente se establece un diálogo entre Parsifal, Kundry y Gurnemanz, en el que el primero explica que en cierta ocasión pasaron galopando junto a él unos caballeros con armaduras deslumbrantes, que se preguntaban sobre la verdad, a los que quiso seguir, pero se lo impidieron a la vez que se burlaron de él. Ella explica que la madre de Parsifal murió, pero él no la cree, a lo que Gurnemanz le contesta que es de total confianza, diciendo siempre la verdad, mientras que, paralelamente se anuncia el regreso del rey del baño desde el lago. En ese momento Kundry se retira agotada arrastrándose hasta desaparecer tras unos matorrales, mientras que Gurnemanz acompaña a Parsifal, a fin de probar y comprobar su conducta, al interior del templo, dando con ello terminada la fase de desarrollo, comenzando la de desenlace, que como tal no se produce en este primer cuadro, sino durante la acción del segundo.
Antes de continuar con la presentación de la acción, es necesario detenernos en ciertos elementos que integran la escenografía de este segundo cuadro, por considerarlos imprescindibles e íntimamente relacionados con la acción, que se desarrolla en una gran sala, iluminada por la luz natural que entra a través de una cúpula. Al fondo de aquella existen dos puertas, una a la derecha y otra a la izquierda, mientras que entre ambas, en el centro del fondo, se aprecia una especie de nicho o hornacina y en el centro de la escena vemos una cama, ante la que se encuentra una larga mesa.
Procedentes de la mutación originada en el cuadro anterior, debido a la cual no existen elementos comunes a las acciones de ambos cuadros, se encuentran en la sala Gurnemanz y Parsifal. Por una de las puertas entra un cortejo de caballeros y pajes, alabando las virtudes emanadas del Grial, alabanza a la que se unen las voces de los pajes situados en la cúpula. Por la otra puerta entra otro cortejo formado por unos escuderos en el que trasladan a Amfortas en una litera y por pajes que transportan una urna con el Grial, que dejan sobre la mesa, a la vez que Amfortas es depositado sobre la cama desde la litera.
Desde el nicho situado en el centro del foro se oye la voz de Titurel, padre de Amfortas, que le pide a este que celebre el Oficio Sagrado, pero Amfortas le pide a su padre que sea él quien lo haga, insistiendo en que sea su hijo, excusándose por su gran debilidad y vivir en un sepulcro, ordenando descubran el Grial. Amfortas ordena que no lo hagan, iniciando un monólogo en el cual considera un castigo y una condena el tener que celebrar el Oficio, produciéndole más dolor que la propia herida física. Posteriormente se lamenta de que, precisamente él, que sucumbió a la tentación sensual, es el guardián del Grial, debiendo implorar la gracia para los demás y el perdón de Dios para él. Por otra parte, reconoce que en el momento en que se inicia el Oficio es dominado por una angustia interior, que acrecienta el dolor de su herida del costado y la psíquica que le retuerce el alma oprimida por el remordimiento; concluyendo con una súplica a Dios para que le cierre ambas heridas.
Los pajes y los caballeros recuerdan una profecía: "Piedad engendra sabiduría en el necio puro; sabed esperar a mi elegido."
Inmediatamente se inicia el Oficio, tras la segunda orden de Titurel para que descubran el Cáliz. Una vez descubierto por los pajes, disminuye la intensidad de la luz en la sala, quedando en penumbra, mientras que los pajes situados en la cúpula repiten las palabras de la consagración del pan y del vino como en la última cena de Jesús. Un rayo intensísimo de luz desciende desde la parte superior de la cúpula hasta el Cáliz, que a su vez se ilumina, irradiando una luz mágica que invade la estancia. Amfortas coge el Cáliz y lo mueve lentamente a derecha e izquierda, consagrando el pan y el vino. Al depositarlo sobre el altar, su luz se va desvaneciendo, a la vez que se recupera la luz natural de la sala, mientras que los pajes guardan el Cáliz en la arqueta de oro.
Todos los caballeros se sientan para recibir de los pajes, que lo reparten, el pan y el vino consagrados. Gurnemanz invita a Parsifal a que se siente junto a él y participe en el ágape, pero prefiere quedarse de pié, silencioso, inmóvil y extasiado ante la escena que acaba de contemplar. Paralelamente los caballeros y jóvenes cantan las excelencias y virtudes de la participación en el vino y el pan consagrados. El Oficio se da por finalizado tras el beso de la paz entre los caballeros. Amfortas con signos de dolor en la herida de nuevo abierta es trasladado de nuevo a la litera y sacado de la sala junto con el Grial y tras ellos salen en cortejo todos los caballeros, quedando solos en escena Gurnemanz y Parsifal, que ante las exclamaciones de dolor de Amfortas, se ha llevado una mano al corazón, apretando su pecho. Gurnemanz le pregunta a Parsifal sobre lo que ha presenciado, pero este responde con un escueto movimiento de cabeza en sentido negativo, lo que provoca la rabia e incomprensión de aquel, que expulsa, casi violentamente a Parsifal de la sala.
Existe un elemento que siempre me ha llamado la atención al finalizar el primer acto. Durante el mismo, según acotaciones del autor, desde diferentes alturas de la cúpula del templo, se oyen a los pajes y a los jóvenes, mas al final, una vez que todos han salido de la sala, incluidos Gurnemanz y Parsifal y siguiendo la acotación textual, indica que desde la parte superior de la cúpula se oye una vez, sin mencionar su procedencia, que dice: "Piedad engendra sabiduría en el necio puro.", sucedida de otras voces que claman; "Gloria a los que creen." Bajo mi punto de vista esas voces no existen físicamente en el tiempo argumental, las oyen en su interior los Caballeros del Grial.
En principio, el sentido de la frase "Piedad engendra sabiduría en el necio puro" nos puede llevar a engaño, considerando que el término puro no es un adjetivo del sustantivo necio, es otro sustantivo; sustituyamos dicho término en el final de la frase por esta otra: "Piedad engendra sabiduría en el necio y casto", ahora sí que la frase encaja perfectamente en el contexto general de la obra, puesto que el término puro hace referencia a la pureza sexual, concepto ligado con la causa por la que Amfortas fue herido por Klingsor con la lanza.
En ella encontramos tres conceptos que nos dan la clave del fondo de esta obra. Piedad: sinónimo de la compasión nacida ante las necesidades de terceros; Parsifal se apiada de las que sufren los Caballeros del Grial. Sabiduría: o lo que es lo mismo saber saborear las características positivas y creadoras sobre un tema determinado; Parsifal, como veremos más adelante, se alegra y disfruta por el hecho de haber vencido las insinuaciones y proposiciones sensuales de las muchachas-flores y de Kundry, y de haber sido elegido para la redención de los Caballeros del Grial. Necio: persona que actúa sin saber lo que ha de hacer e inconscientemente; Parsifal en el primer acto se presenta como tal, pero la piedad surgida en su interior, le hace comprender y saborear el destino para el que ha sido designado.
Una de las observaciones que creo merece destacar la atención de esta obra, es que Wagner presenta algunas de las características propias del teatro clásico, y lo encuentro lógico dentro del marco de ambigüedad en que se desarrolla. Como ejemplo podemos observar que a la entrada y salida en escena de Amfortas y Kundry, el espectador ha sido informado por el diálogo anterior de donde vienen y a donde van, mientras que a la entrada de Parsifal, su origen es desconocido para todos, el espectador, el resto de personajes e incluso hasta por él mismo.
Respecto a los conflictos, vemos que durante el primer acto el único conflicto interpersonal que surge es entre Gurnemanz y Parsifal. No sucede lo mismo con los conflictos personales. A nivel colectivo o comunitario, existen dos que afectan a toda la Orden de los Caballeros del Grial, como poder recuperar la lanza y volver a la frecuencia diaria del Oficio Divino que les mantenga con sus características; mientras que a nivel individual Amfortas se enfrenta a la búsqueda de un remedio que le cure la herida producida por Klingsor con la lanza en el costado, conflicto extensivo a Kundry, que intenta ayudar a los caballeros, afanándose en encontrar el remedio en diferentes partes del mundo. No obstante se ha de considerar que tales conflictos personales, constituyen a la vez los objetivos de cada uno de los personajes, los cuales tendrán que superar otros objetivos secundarios, venciendo obstáculos que se le ocultan al espectador, pero que intuye su existencia, hasta lograr el principal; mientras que Parsifal carece de todo objetivo hasta mediado el segundo acto.
Existen en este primer acto elementos que integran el contenido de la obra, de los llamados figurados y significados que, como recordaran los primeros son aquellos elementos que significan lo que en ellos se ve, mientras que los segundos son aquellos que simbolizan lo que no se ve.
Como detonante que afecte a los personajes, solo cabe destacar el que concierne a Parsifal, y es una acción, haber dado muerte a un cisne, ya que de no haber sido por dicha circunstancia, no hubiese conocido a los caballeros del Grial.
Respecto al interés del espectador en este primer acto, vemos que lo único que se puede preguntar es si finalmente se encontrará el remedio definitivo que le cure la herida a Amfortas, por lo demás Wagner se limita a informarle sobre dicha problemática.
Wagner utiliza en el sistema expositivo de los acontecimientos, el procedimiento narrativo basado en la causalidad, ya que la toma de contacto entre Parsifal y el resto de personajes es consecuencia de la caída del cisne entre estos. El resto del sistema se desarrolla mediante el procedimiento llamado estilístico, es decir basado en el texto y en los diálogos.
SEGUNDO ACTO
Al levantarse el telón nos encontramos en el interior del castillo del mago Klingsor, que dominado por el actante de la maldad, entre movimientos y gestos mágicos, ve como se aproxima Parsifal, llamando el mago a la mujer que le hará caer en sus redes. Misteriosamente aparece Kundry dormida, que lanza un gran grito al despertar. El mago la interroga sobre el lugar en el que se encontraba, suponiendo que estaría con los caballeros del Grial, exponiéndole su incomprensión sobre como puede preferir estar con ellos en lugar de a su lado. A partir de ese momento se inicia un diálogo entre ambos, durante el que él le recuerda que Amfortas cayó rendido en sus brazos y que por eso les ayuda a ahora, para redimir su falta; mientras que ella le recuerda su fracaso al intentar apoderarse del Grial. Él le ordena que atraiga a Parsifal para seducirlo, a lo que ella se niega, pero dudando sobre lo que ha de hacer. Termina el diálogo al comprobar el mago como Parsifal lucha contra los guardianes del castillo, ocasión que ella aprovecha para huir.
En ese instante se produce una mutación de la escena dando con ello paso de la primera fase de preparación del acto a la segunda o desarrollo. Nos encontramos en el jardín del castillo, formado por multitud de plantas tropicales y flores. Parsifal se encuentra solo en escena, de pié sobre una muralla contemplado el jardín. Inmediatamente van apareciendo en grupos las muchachas-flores alarmadas porque sus parejas y amados han sido muertos o heridos por algún intruso que les ha atacado. Al descubrir a Parsifal lo acusan de tales hechos, quien se defiende diciéndoles que tuvo que actuar así para conseguir llegar hasta ellas, que poco a poco van pasando de la sorpresa a la alegría, al comprobar que su intención no es atacarlas sino amarlas; ante esta declaración todas las muchachas-flores se disputan su favor y coquetean con él, que intenta esquivar suavemente sus amorosos ataques, pero ellas insisten, cada vez con más intensidad en su disputa, lo que provoca que intente huir de su presencia, al fin logran envolverlo completamente, dando con ello paso de la primera fase de preparación del acto a la segunda o desarrollo. Es evidente la presentación de contrastes en la acción comentada, ya que por un lado las muchachas flores cambien de actitud ante las intenciones pacíficas de Parsifal y el cambio de actitud por su parte al verse acosado por ellas.
Llegados a este momento de la obra, le surge una pregunta al espectador; ¿Que ha producido este cambio en Parsifal?. Desde mi punto de vista, en ese momento Parsifal queda afectado por una agnición procedente de una inspiración divina que le comunica que es él el destinado a recuperar la lanza en poder de Klingsor y curar la herida de Amfortas, lo que evita que caiga en los brazos de las muchachas-flores, pasando de un estado sensual a otro de características místicas, sin que en él aparezca, como consecuencia de ello ningún conflicto intrapersonal por dicho motivo.
Dicha situación de acoso sensual se ve interrumpida por la llamada, desde un seto de flores, de Kundry a Parsifal por su nombre, lo que provoca que ellas se aparten de él. A partir de este momento hasta el final del acto Wagner nos introduce en la fase de nudo de la obra y lo hace acudiendo a varios procedimientos y herramientas dramáticas, que intentaré ir exponiendo a la vez que continúo con el relato de los acontecimientos.
Parsifal al oír la palabra que significa su nombre, recuerda que ese era con el que le llamaba su madre, lo que en sí constituye una agnición para él; mientras que Kundry envía al castillo a las muchachas-flores, recordándoles que él no está destinado para ellas. Al quedarse solos, Kundry le dice a Parsifal que ella esta allí para encontrarse con él y revelarle los nombres de sus padres; que su padre murió antes de nacer él y su madre lo cuidó con un gran cariño y solicitud, hasta que murió como consecuencia de la marcha de Parsifal en su juventud, sin despedirse y en secreto de su lado, lo que causó su muerte por dolor. Estas declaraciones son seguidas por un corto diálogo en el que Parsifal muestra su arrepentimiento por su comportamiento, abandonando a su madre, cambio producido como consecuencia de la mencionada agnición. Kundry, como último recuerdo de ella, le besa en la boca y también como primer beso de amor que recibe Parsifal.
El beso provoca en Parsifal una extraña reacción, como consecuencia de un naciente conflicto personal, ya que siente en su propio cuerpo los efectos de la herida de Amfortas, recordando la ceremonia contemplada en la sala del Castillo. Cae apesadumbrado pidiendo perdón a Dios, rogándole lo redima de sus acciones anteriores. Kundry le reconforta anunciándole una pronta redención por la Gracia., mientras que se inclina sobre él, intentando volver a besarle sensualmente, pero él se levanta y la aparta de su lado, rechazándola como espíritu del mal. Ella le reprocha que, lo mismo que desea la curación y redención de Amfortas, también consiga la de ella, uniéndose ambos en pareja. Continúa un diálogo durante el que Parsifal expone su propósito de salvar Amfortas, mientras que ella por su parte le pide que también la salve, insistiendo en una salvación producida por el amor entre ambos; ella intenta abrazarle de nuevo, pero vuelve a ser rechazada, por lo que con furia salvaje termina maldiciéndolo. En este punto pasamos de la fase de desarrollo del acto a la de su desenlace, ya que justo en ese instante, aparece Klingsor blandiendo una lanza que arroja contra Parsifal, la que queda suspendida sobre su cabeza y es alcanzada por éste, que la rompe, haciendo una cruz con los dos trozos, lo que produce que el castillo se hunda y el vergel se convierta en un desierto en el que tan solo quedan Kundry y él, quien antes de alejarse le dice que ya sabe donde puede encontrarlo.
Antes de entrar en el tercer acto, convendría analizar con alguna profundidad los cambios de estado de los dos personajes principales, considerando que durante el mismo se producen aquellas reacciones a nivel personal, que a su vez constituyen el nudo central alrededor del cual se desarrollan el primer y tercer acto y que a su vez nos envuelven en un orden de conceptos a caballo entre la espiritualidad y la magia.
Respecto a Parsifal, a lo ya comentado cabría añadir la consideración de que pasa de ser un muchacho, podríamos decir, no muy inteligente, con ciertas carencias para comprender los acontecimientos que suceden a su alrededor, a una persona que acaba de concienciarse repentinamente sobre cual es su objetivo, aunque sin saber como conseguirlo. Este cambio de actitud, viene propiciado por las palabras de Kundry y de, la llamada en términos de dramaturgia parálipsis, en el momento en que rehuye las lisonjas de las muchachas-flores y las caricias de Kundry, sin poner en conocimiento del espectador sobre la causa de tal transformación, como ya se comentó anteriormente.
Por su parte Kundry presenta una personalidad ambigua, representando junto con Klingsor, su castillo y las muchachas-flores los elementos mágicos de la trama. Es un personaje que, podríamos decir juega con dos barajas: se siente sometida por Klingsor, mientras que simultáneamente desarrolla una gran sensibilidad hacia los demás, prestándole su ayuda y servicio en sus necesidades. La verdad es que este personaje crea un interés en el espectador respecto a quien es en realidad y sobre cual es su objetivo. Yo diría que es un personaje enigmático, que se mueve entre el bien y el mal, pero que desea decantarse por el bien, estando necesitada de una redención, que busca en el amor de Parsifal y el espectador se preguntará, ¿es ello cierto? ¿o quiere hacer caer a Parsifal en la misma trampa en que cayó Amfortas? No se puede negar que la habilidad de Wagner para mantener el interés del espectador es sorprendente, ya que durante todo el acto no hace más que suscitar preguntas en él, sin dar respuesta a ninguna de ellas. Visto el tema desde otro ángulo, el de la espiritualidad, yo diría que el personaje de Kundry no existe como tal, es lo que en términos teatrales conocemos con el concepto de figurado, es decir ese personaje no es lo que ve el espectador, sino que significa la herramienta utilizada por Dios para hacerle comprender a Parsifal su misión, la de salvar la Orden del Grial; ya que no es casualidad que ella se presente en el momento en que él era acosado por las muchachas-flores, se lo dice claramente: "He venido aquí para que me encontraras". Pero.... de nuevo le surge la pregunta al espectador ¿Cuál es el verdadero objetivo de ella? Tal vez la respuesta esté en su reacción al ser rechazada por él, ya que le maldice atrayendo la presencia de Klingsor....mas de inmediato surge otra pregunta ¿la maldición es consecuencia del rechazo de su amor o de no haber conseguido atraerle sexualmente? Posiblemente en el tercer acto encontremos la respuesta a algunas de estas preguntas.
TERCER ACTO
Para comenzar hemos de observar que en este último acto Wagner da tanta importancia al diálogo como a la acción, que se nos presenta cargada de simbolismos, por lo que para la exposición de los acontecimientos utiliza indistintamente los procedimientos narrativo y estilístico.
La acción del primer cuadro del tercer acto se desarrolla durante un día primaveral de Viernes Santo en un prado del Grial, en el que se ve una cabaña, una fuente y un bosque que tiene su entrada por el lateral.
De la cabaña sale Gurnemanz, que ha envejecido, vistiendo ropas propias de un ermitaño y la túnica de los Caballeros del Grial, lo que ya nos muestra, en primer lugar, que ha transcurrido un considerable tiempo entre las acciones del primer y tercer acto, desconociendo el espectador que ha ocurrido durante ese espacio de tiempo, sobre lo que es informado posteriormente durante el desarrollo de la acción; y en segundo lugar que se ha producido un cambio psicológico en ese personaje.
Alertado por un alarido que ha oído, busca entre unas zarzas y encuentra a Kundry, como muerta, rígida y fría, tratando de reanimarla. Como respuesta Kundry, lanzando un fuerte grito acaba por despertar, poniéndose al servicio de él, quien le advierte que ya no necesitan de ella para buscar hierbas medicinales.
Gurnemanz queda sorprendido por la tranquilidad de los movimientos de ella al entrar en la cabaña, lo que puede hacer pensar que se ha producido un cambio en su actitud; al volver al exterior va hasta la fuente para llenar un cántaro con agua, con el que vuelve a la cabaña, mientras que divisan un caballero que avanza a pie por el bosque; al salir de él Gurnemanz observa que usa una armadura negra con la celada bajada y la punta de la lanza inclinada hacia abajo mientras que su caminar es pausado, inclinada la cabeza hacia delante y abstraído en sus pensamientos, se sienta sobre un montículo en silencio; preguntándose Gurnemanz ante su presencia de quien se puede tratar, acudiendo el autor a la casualidad como elemento narrativo, ya que no existe ninguna causa por lo que tuviese que pasar el caballero por aquel lugar encontrándose juntos Kundry y Gurnemanz.
Al fin Gurnemanz le ofrece su ayuda, que es rechazada por el caballero, considerándose indigno de ella. Por su parte, Gurnemanz sin reconocer de quien se trata, le riñe por presentarse en aquel lugar sagrado armado como él y menos en un día como el Viernes Santo, ordenándole que se despoje de las armas. Ante estas palabras, el armado caballero, deja en el suelo, la lanza, el escudo, la espada y el casco, hincándose de rodillas ante la lanza y reza fervorosamente. Gurnemanz, extrañado ante tal actitud, llama a Kundry que permanece en el interior de la cabaña; ambos reconocen al fin a Parsifal, mientras que Gurnemanz queda vivamente emocionado al reconocer en su lanza la que le fue arrebatada a Amfortas por Klingsor. Este cambio de actitud de aquel es consecuencia del hecho de haber reconocido a Parsifal y la lanza recuperada a Klingsor; finalizando aquí la primera fase del acto, pasando a la de desarrollo.
Parsifal les explica que se considera el elegido para traerle la curación a Amfortas y que hasta llegar allí había pasado momentos buenos pero también muchas dificultades que ha tenido que vencer, pues a veces su comportamiento se desviaba del adecuado para alcanzar su propósito, habiendo tenido que enfrentarse a luchas, pero nunca quiso utilizar la sagrada lanza del Grial; en este caso y desde el punto de vista dramático, la acción expuesta, mediante el diálogo al espectador, pertenece al pasado.
Gurnemanz le confiesa que el estado de Amfortas ha ido empeorando y tan solo espera su propia muerte; que ya no celebran el Santo Oficio y que el Grial hace largo tiempo permanece guardado en su urna, por lo que, consecuencia de todo ello, se está produciendo un declive en la Orden de los Caballeros, dispersándose por lugares varios y que posteriormente lo conducirá hasta el templo para que sea él quien celebre el Oficio Divino; terminando Parsifal por reconocerse como el responsable de la situación actual de los caballeros.
A tal fin él y Kundry proceden a lavarlo con el agua de una fuente próxima. Kundry, ceremonialmente lava los pies de Parsifal, mientras que Gurnemanz con el mismo ritual le asperge la cabeza con agua, consagrándole a continuación. Posteriormente es Parsifal el que proceda al bautismo de Kundry.
Llegado este momento Parsifal canta las delicias de la naturaleza, a lo que Gurnemanz explica que esa sensación es fruto de los encantos del Viernes Santo, día en que Jesús murió para redimir al hombre y que la naturaleza en lugar de entristecerse por aquella muerte se alegra y viste con sus mejores colores y perfumes, en acción de gracias por su redención, siendo obligación del hombre proceder al respeto y cuidado de la naturaleza.
Inmediatamente, al oírse unas campanas lejanas, se produce una mutación de la escena, con la que pasamos de la fase de desarrollo a la de desenlace de la acción, que a la vez nos traslada del prado al interior del templo, dispuesto igual que en el primer acto, pero sin las mesas para el Oficio. En escena entran dos cortejos formados por los caballeros, en uno de ellos llevan el féretro de Titurel, en otro la litera con la que transportan a Amfortas, precedido por la arqueta con el Grial.
Los del cortejo de Amfortas preguntan a los del otro a quien corresponde el féretro que llevan, entablándose un diálogo entre los componentes de ambos cortejos, en el que se explican que Titurel murió al dejar de asistir al Oficio del Grial, culpabilizando de ello a Amfortas por su conducta, diciéndoles los de su cortejo que lo traen para celebrar por última vez el Oficio. Amfortas les dice a los caballeros que desearía la muerte como expiación de sus culpas.
Es en ese momento cuando destapan el féretro, quedando el cadáver a la vista de todos. Amfortas logra incorporarse totalmente, a la vez que suplica a su padre ruegue a Dios para que le proporcione la muerte, acabando con ello su sufrimiento, tanto físico como espiritual. Los caballeros intentan descubrir el Grial para celebrar el Oficio, pero este se levanta con una gran desesperación y se lo prohíbe, ya que de celebrarse aquel, volvería a adquirir más vitalidad, que perdería posteriormente, aumentado de nuevo con ello sus sufrimientos; descubriendo la herida de la lanza, pide a los caballeros que le den muerte en aquel momento con sus espadas, pero es Parsifal quien manifiesta que solo la lanza que le abrió la herida podrá cerrarla. Ceremonialmente toca con la lanza la herida, que se cierra inmediatamente. Parsifal toma el Grial y arrodillándose da comienzo el Oficio, iluminándose el Grial, mientras que la escena se va oscureciendo y de la cúpula desciende una potente luz y se oyen voces desde lo alto: "¡Oh. Milagro supremo!" ¡Redención al Redentor". Simultáneamente, de lo alto de la cúpula desciende una paloma blanca que revolotea sobre la cabeza de Parsifal, sobre el que Kundry fija su mirada y cae muerta. Aquel majestuosamente enseña el Grial, bendiciendo con él a los caballeros, mientras que Amfortas y Gurnemanz se arrodillan ante él, como nuevo maestro de la Orden, dando fin la obra con la redención de los Caballeros del Grial y de Kundry por Parsifal.
Como habrán podido observar, prácticamente no he incluido ningún comentario sobre aspectos relacionados con la dramaturgia, relativos al acto tercero. Ha sido mi intención la de no distraerles de la acción que se desarrolla, pues al parecerme en grado extremo su profundidad, he preferido dejarlo para este momento.
Si comenzamos con las características de la escena, el espectador es informado de donde vienen y que les ha pasado a los personajes de Parsifal y Gurnemanz, entre los actos segundo y tercero, como también sobre que ha sido de Kundry. El lugar de la escena, y sus características, están totalmente de acuerdo con la acción que en ella se produce.
Respecto a la acción, se desarrolla tanto en el presente como en el pasado; recordemos los comentarios de Gurnemanz sobre el estado de los Caballeros de Grial y los de Parsifal hasta el momento presente.
Wagner utiliza la figura dramática de la agnición en el personaje de Parsifal, cuando es informado por Gurnemanz del estado de la Orden del Grial, mientras que éste lo es al ser informado por Parsifal sobre sus acciones anteriores; lo cual produce en Gurnemanz un cambio de estado de la desgracia a la dicha, mientras que Parsifal encuentra la dicha al asolir su objetivo.
Al final del segundo cuadro se resuelven todos los conflictos personales existentes en Amfortas y los Caballeros del Grial.
En cuanto al crecimiento dramático, el acto mantiene el interés del espectador. En principio respecto a la actitud de Kundry y la llegada de un caballero desconocido y con posterioridad interrogándole sobre la actitud de Parsifal en el templo.
Con relación al concepto de elipsis, Wagner lo utiliza en el personaje de Kundry, puesto que hace suponer al espectador que ha permanecido dormida tras la destrucción del mago Klingsor.
La clasificación de los personajes principales la podríamos realizar diciendo que Gurnemanz es un personaje redondo, mientras que Kundry y Parsifal lo son planos.
Al comienzo decía que Parsifal es una obra, casi misteriosa, en el sentido que los personajes se presentan a veces rodeados de un halo de misterio y ambigüedad, es por ello que, como hemos podido comprobar, aunque el único personaje principal aparentemente sea Parsifal, existe otro, que no son precisamente Gurnemanz ni Amfortas, sino Kundry, personaje difícil de clasificar o definir, compasiva, con una caracterización que se mueve entre la locura y la pasión de una parte y a su vez aspira a la redención.
Si analizamos los objetivos de los personajes, hemos visto que el de Parsifal es la salvación de los caballeros del Grial, mientras que los de Kundry y Gurnemanz es ayudarle y apoyarle.
Wagner utiliza frecuentemente en el desarrollo de esta obra los conceptos de figurado y significado y que si los estudiamos con cierta atención nos harán comprender mejor el verdadero sentido de aquella.
La herida física de Amfortas no es más que el símbolo de su remordimiento al haber perdido la castidad entre los brazos de una de las muchachas-flores de Klingsor, siéndole arrebatada la lanza con la que fue atravesado Jesús en la cruz.
En el primer acto, es evidente que tras la muerte del cisne ha de haber algo más allá de la muerte física de un animal. Bajo mi punto de vista es el signo con el que Dios pone en contacto a Parsifal con los Caballeros del Grial, ya que él ha sido designado para la redención de aquellos, aunque él lo desconozca por su parte; ya que al igual que el cisne cayó justo en el lugar donde estaban reunidos Gurnemanz y los pajes, también hubiese podido caer en otro lugar cualquiera, por otra parte coincidieron unas circunstancias, que de no haberse cumplido cualquiera de ellas, dicho encuentro no hubiese sido posible: Parsifal se halla en las proximidades de Gurnemanz, pasa un cisne, le acierta con la flecha y cae junto a los personajes de la escena.
Preguntado Parsifal por su nombre y origen, no contesta, no sabe nada de nada; pero comprende el enfado y los razonamientos de Gurnemanz, deplorando su comportamiento y yo me pregunto ¿No se podría calificar de infantil ese comportamiento? Un niño.....eso es Parsifal, un sencillo y pobre espiritual y en los evangelios está escrito que a ellos se les comunicó la Buena Noticia. Esta afirmación nos puede llevar a la conclusión de que existe una cierta proyección a nivel universal de lo expuesto en la obra. Parsifal aparece como un desconocido y sin ser reconocido como salvador de la Orden del Grial, también Jesús se encarnó como hombre en similares circunstancias para redimir a la Humanidad y salvarla por el amor. Automáticamente ante tal razonamiento nos surge cierto paralelismo entre Jesús y Parsifal y entre la Orden del Grial y la Humanidad que perdió su relación divina, según interpretaciones arcaicas, por motivos sexuales, al igual que ocurrió con Amfortas.
No cabe dudas de que para el desarrollo de esta obra Wagner se sirve de elementos del cristianismo, del esoterismo y de la filosofía de Shopenhauer.
Para comenzar con los relativos al cristianismo, vemos que pasando al interior del templo asistimos a la celebración del Oficio del Grial, reproducción de una Eucaristía: pero cuidado que en este caso el término Eucaristía no es sinónimo de misa, ya que en el Oficio que vemos en escena solo se nos presentan las partes de esta correspondientes a la Consagración del pan y del vino y de la comunión.
Casi al final del primer cuadro del tercer acto, Kundry lava los pies de Parsifal y Gurnemanz le asperge con agua la cabeza. Elemento, posiblemente tomado del Evangelio de Lucas, en el que hace referencia a la prostituta que entrando en la sala donde Jesús comía con un republicano, le lava los pies a Jesús y también al instante en que Jesús lava los pies de sus discípulos tras la última cena. Ambas acciones, en especial la segunda son un símbolo del sentido de servicio a los demás por parte de quien las realiza; así como la aspersión de la cabeza de Parsifal nos lleva a pensar en el bautismo cristiano, acción que confirma a Parsifal como nuevo miembro de los Caballeros del Grial, permitiéndole proceder al Oficio.
Tampoco nos surgen dudas respecto a las referencias que sobre el esoterismo mueven al personaje de Kundry, lamentando que por limitación de tiempo no poder entrar en más detalles en este tema, como tampoco en las referencias a Shopenhauer que encontramos en la obra.
Mas Wagner al final de la representación, aún gurda una carta en la manga.... Momentos antes de caer el telón, se producen dos acciones simbólicas. Una paloma blanca desciende de la cúpula y planea sobre la cabeza de Parsifal, lo que automáticamente nos lleva al bautismo de Jesús en el Jordán, instante en que también el Espíritu Santo aparece en forma de paloma blanca. ¿Qué quiere decir el autor con esa aparición? Creo que está muy claro, Parsifal ha sido confirmado y bendecido por Dios como nuevo rey de los Caballeros del Grial, lo cual provoca la muerte de Kundry que cae muerta a sus pies y recibiendo su redención, como ella le pidió en el primer cuadro del tercer acto.
Una última reflexión sobre esta obra, entiendo que Parsifal es el compendio de la "religión" wagneriana, en ella encontramos rasgos medievales, el tema de la redención por el amor, referencias a líneas filosóficas, magia y esoterismo y todo ello condensado en una sola frase síntesis de toda la obra: "Piedad engendra sabiduría en el necio.".
Mas no quisiera concluir este ciclo de charlas, sin un pequeño repaso a la trayectoria dramática de Wagner y alguna reflexión sobre aquella.
En primer lugar, si nos fijamos, todas sus óperas están basadas en hechos históricos, mitológicos o legendarios, siempre están basadas en personajes reales o ficticios, existiendo una carencia total de temas propios. ¿Por qué, me pregunto? Tal vez la respuesta está en que aquellas, sus óperas, son el fruto de las semillas plantadas en su intelecto durante su juventud ante la audición de las óperas de Weber y lectura de obras clásicas y de Shakespeare, sintiendose cómodo en su mundo de fantasía y leyendas. Sus primeras obras, hasta el Buque Fantasma incluido pertenecían a relatos externos a Alemania, pero con el paso del tiempo, junto a las semillas plantadas se desarrolló su gran espíritu germánico, por ello, rinde homenaje a su patria con temas como Lohengrin, Tanhäuser, etc, hasta la Tetralogía inclusive, pero al llegar a ella se produce un cambio de rumbo en su producción. ¿Recuerdan que al principio decía que el Wagner que compuso Parsifal no fue el mismo que dio a la luz su producción anterior? Traspasa las fronteras germánicas para transformarse en un Wagner más universal, en un Wagner más filosófico, es la mutación de un joven que avanza creando su propio mundo de creación, pero sin abandonar los frutos de las semillas, la accion de Parsifal se halla localizada en el medievo, igual que Tanhäuser, o Tristan e Isolda o Lohengrin. Por ello existe un denominador común entre todas las óperas de Wagner posteriores al Buque Fantasma, hasta la Tetralogía inclusive, los elementos germánicos, que se pierden en Parsifal, ya que no queda especificada claramente la localización de Monsalvat.
Su metamorfosis como compositor, va acompañada de la propia como dramaturgo, desde sus primeras óperas italianizadas, con temas más o menos superficiales, que va profundizando en cada nueva obra, hasta un Parsifal en que presenta al hombre con sus errores y sus faltas, pero que siempre es capaz de conseguir la redención por el amor, iniciando un nuevo rumbo que se hubiese reafirmado en la siguiente opera en la que trabajó en sus últimos días "Jesús de Nazaret", ópera que creo no hubiese sido biográfica, sino que más bien hubiese profundizado en su filosofía, abandonando los temas germánicos. Yo diría que existen tres etapas en la vida wagneriana;: en la primera con sus primeras óperas nos introduce en temas fundamentales de la vida; una segunda en que desarrolla su espíritu germánico, desde un punto de vista cada vez más filosófico; una tercera fase en que se zambulle e impregna sus obras de una auténtica profundidad filosófica, traspasando las fronteras del puro germanismo.
Mas al llegar a este punto me surgen dos preguntas paralelas, ¿Cómo hubiese sido la décima sinfonía que Beethoven comenzó a componer? ¿Cómo hubiese sido la nueva ópera de Wagner? Esas dos preguntas quedan flotando en el tiempo, teniendo solo respuesta en la mente de cada uno de nosotros, considerando la existencia de un indudable paralelismo en la obra creadora de ambos genios; el primero en el campo de la sinfonía y Wagner en el campo del arte integral.
Local Social de l'ORQUESTRA DE CAMBRA AMICS DELS CLÀSSICS 2013-10-21